sábado, 14 de marzo de 2009

Gove Gove, en la cuenca del Río Limpopo




No hace mucho tiempo, Melissa me contó que cuando vio la película The Power of One, quedó muy impresionada con esa realidad africana del filme. Y la verdad, cuando la vi, también sentí esa cólera profunda, que luego se convierte en una especie de paz revuelta.
Pues bueno, la música de esa película es impresionante (Hanz Zimmer) y justamente una de las piezas que “m’a frappé” fue la canción del río Limpopo (Limpopo River Song). Y esa música me siguió con mucha intensidad. 

En esa imaginación geográfica que uno tiene, los nombres del río Zambezi y del Limpopo, por diferentes vías me llegaron durante mucho tiempo, y se instalaron ahí, entre los sueños y las ganas.

Pues bueno, ayer, cuando crucé el puente sobre el río Limpopo, sentí un desasosiego. No podría decir con mucha claridad que fue, pero una especie de picazón premonitoria. 

                                             (Foto mala, pero ya nostálgica, del dicho puente)

Llegamos primero al distrito de Chibuto, donde tuvimos una sesión de trabajo, para ver la situación que se da acá, justamente en la cuenca baja del río Limpopo. Mozambique es un país muy especial, porque prácticamente todo es cuenca baja. El Limpopo, como la casi totalidad de los ríos nace en otro país, antes de llegar a Mozambique pasa por Africa del Sur, Botswana y Zimbabwe. El último 20% del río, que desemboca en la ciudad de Xai Xai es casi solamente una planicie. Cuando llueve o no llueve en los otros países, los efectos se encuentran aquí abajo.

Justamente, Chibuto, en la provincia de Gaza, sufre los efectos de una sequía que se podría llamar crónica. Una gran paradoja, cuando vemos que el río Limpopo fue uno de los principales responsables de aquella gran inundación, que en el año 2000 nos mostró cerca de 45 mil mozambicanos subidos en techos, árboles y otros “sitios altos” esperando a que bajarán las aguas. El caso más emblematico fue el de Rosita Pedro, quien no tuvo más remedio que nacer en la copa de un árbol (ahora tiene 9 años y ayer pasé frente a su casa).

Esta es la paradoja de la pobreza, o quizás no. Quizás no hay tal. Mozambique es el país #172 entre 177 en el índice de pobreza. Su disponibilidad de agua per cápita es de 11.382 m3, casi igual que Guatemala y como el doble de México, y sin embargo, gran parte de su población sufre los efectos de eso que llaman “sequía”. Hablando con una persona de la Dirección Nacional de Aguas me decía: “no puede ser, este país no puede decir que le falta agua, la sequía que sufrimos no es la falta de lluvia”. Y bueno, aquí en Chibuto por todo lado se ve agua, pero a la vez, el maíz crece en las “machambas” pero se queda sin mazorca y la gente tiene que salir a buscar algún modo de alimentarse.
Paradoja? o más bien la cruda realidad, de eso que llamamos la vulnerabilidad crónica, que ayer fue violencia, hoy hambre, mañana maíz sin granos y tierra seca y pasado mañana tierra inundada, cosechas perdidas y enfermedades distribuyendose por los nuevos cauces que le salen al río?

A unos 40 minutos, por los caminos blancos de los bancos de arena, está la comunidad de Gove Gove. Cuando llegamos algo muy emotivo, porque la comunidad comenzó a cantar para saludarnos. Esa emoción un poco cursi que le da a uno el exotismo inevitable con que mira este continente.



Llegamos, según nosotros, a hablar de la sequía, sin embargo, las exposiciones que nos hicieron solo hablaban de la inundación, de cuando el río se sale. No del maíz que no crece o de los animales con sed, sino de la cheia, la llena, como también dicen en Talamanca. De como un bote podría resolver tantos problemas, de la necesidad de pastillas para purificar el agua que se estanca y trae diarreas y cólera. 

Estamos acá para hablar de descentralización y de gestión del riesgo. Que espantosamente irrelevantes nos volvemos, frente a una realidad burlona, que te dispara su desesperación concreta, su tiempo vertiginoso que no entiende mucho de procesos, etapas, fases y contínuos. Como mantenerse en calma, sistematizar, deshumanizar para entender. Como vacunarse contra las ganas de comenzar a hacer, a hacer algo que no sabés bien que es, pero que claramente no es lo que estás haciendo?

Volví de Gove Gove, como he regresado muchas veces, de otras comunidades, en otras partes del mundo, tan distintas y tan iguales. Pensando que no se puede parar de intentar, que no podemos aceptar ser los “mercenarios del desarrollo”, terminar, hacer tu reporte y después salir. Porque la gente te lo enseña, siempre viene el próximo día, siempre hay oportunidad, se trata de ser honesto y continuar.


y bueno ....


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Luis Rolando Durán 
América Latuanis

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