miércoles, 13 de abril de 2022

La casa, el hogar, uno lo anda puesto en su cuerpo, su sentimiento y su vivir


Volví entonces a las acogedoras paredes de madera, al tránsito del aire que viene del oeste.

Quiubo, todo bien?

Pues aquí, un poco atrasado con el envío. Después de mucho pensarlo esto es lo que salió, veamos: 

En créole de Haití la palabra casa (lakay) también se usa para hablar de lo que es propio. Lakay mwen significa “mi casa” y Kilti Lakay “nuestra cultura”. Me gusta esa expresión, porque habiendo vivido una vida de trotamundos siempre pensé que la casa, el hogar, uno lo anda puesto en su cuerpo, su sentimiento y su vivir. También porque creo que gran parte de lo que define lo propio circula alrededor de lo que uno considera hogar, nido, espacio seguro para estar y recuperar.


Hoy, de nuevo, me encuentro en un momento de cambio. Los años de la pandemia coincidieron y propiciaron varios movimientos, una multiplicidad de espacios. En febrero de 2019 me mudé a Perú, alquilé un apartamento y me instalé para vivir ahí, cerca de mi hija. Por la situación debí salir en el último vuelo de rescate hacia Costa Rica, con el alma en un hilo, porque dejé mi casa vacía, despoblada. Esa casa pequeña me protegió y ahí pasé un tiempo corto pero muy hermoso con Eva. Todos los días bajaba los doce pisos del edificio para mantenerme en forma, y ahí encontré una compañera. La casita del piso 6, de la que ya escribí...




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Luis Rolando Durán Vargas 
América Latuanis

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