sábado, 6 de junio de 2015

Persiguiendo el agua


La ciudad de Beira, provincia de Sofala

La ciudad de Beira, en Mozambique, por donde el río Zambezi suelta las aguas que recogió en un largo itinerario de 6 países, miles de kilómetros, cataratas y cocodrilos, tenía gravísimos problemas de inundaciones y anegamientos. Como resultado de los conflictos armados por la independencia, la ciudad se había vuelto un caos y todos los planos de su construcción y estructura se habían perdido. Cada cierto tiempo, las aguas volvían a pasar, arrasando solares y miserias, llevándole al mar lo que él nunca había pedido. Así, como Beira, miles de ciudades, han cubierto de cemento la respiración del suelo, calentando el aire y cerrando los minúsculos sumideros cuya función ha sido la de infiltrar lentamente las aguas.
Inundación urbana

Hace unos años, el presidente municipal de Beira1 decidió que era hora de controlar esas inundaciones, inventadas por el caos político, la dinámica urbana y la exclusión social. El problema era la falta de mapas o planos para ubicar los desagües diseñados en la construcción de la ciudad. Entonces, alguien salió con la idea de observar el comportamiento del agua: cada vez que lloviera, la comunidad debía salir a mirar donde entraba y donde salía. Cientos de personas corretearon el agua, para redibujar sus caminos.

Caminos del agua, rutas impredecibles y caprichosas, para algunos,  motivo de aprendizaje y planeamiento para otros. Los antiguos egipcios lograron comprender desde temprano los caminos del agua, y por eso fueron capaces de aprovechar las crecidas del río Nilo y crear una civilización sobre el desierto. En nuestra engañosa modernidad global, aún con la silenciosa mirada de los satélites, que escudriñan hasta las intenciones,  en nuestro día a día observamos sequías violentas, con una tierra quebrada y macilenta, donde solo ayer hubo lagunas e inundaciones. El ciclo, extensivamente anunciado, da la vuelta y poco tiempo después, donde estuvo seco vendrán las aguas y habrá destrucción, las plantaciones y las personas se ahogan y la política invocará lo fortuito y lo natural para esconder la sordera que caracteriza la forma en que se administran los territorios.

Sequía en el norte de Brasil

Como el alcalde de Beira, quizás habría que salir a perseguir el agua, para entenderla y respetarla, para planificar con sabiduría.

Estando de nuevo en la Província de Cunene, en Angola, y por primera vez en la provincia desértica de Namibe, observo los resultados de una sequía que lleva ya casi cinco años. Miles de personas afectadas, han visto su ganado morir, y el aumento de su fragilidad. Parece un desastre nuevo, pero es un desastre viejo. Las causas son las mismas, o parecidas. La historia no se repite, decía Mark Twain, pero rima con ella misma.

Provincia de Namibe, los efectos de una sequía de 4 años son evidentes
En Namibe, la Laguna de los Arcos, se puede caminar. Los letreros que dicen “prohibido nadar” atestiguan una situación que primero da risa, cuando se observa la tierra rota y seca y el polvo y la arena flotando en un aire cargado, con un calor que corta la respiración y una sequedad que deshidrata aceleradamente. Después, se siente el dolor en la piel, al saber que ese rótulo en realidad atestigua la falta de planificación, la incapacidad de manejar bien lo que ya estaba avisado. 

 Esto es hoy el sur de Angola, con una desertificación peregrina, pero también lo es, aunque en otra escala, en una vasta cantidad de países en desarrollo. 

"Prohibido nadar"


La laguna de los arcos, desesperadamente seca. Entre los arbustos, poblaciones nómadas, acostumbradas a la disponibilidad de agua en los pozos de la zona, hoy deben ser atendidas, con agua y alimentos


Hoy con el Fenómeno del Niño otra vez tocando la puerta uno se pregunta ¿quién habrá tomado ya sus decisiones? ¿quién previó que vendrían tiempos de falta o de exceso de agua, y quien se preparó?. ¿Será que el agua que anegó y creo inundaciones se pudo conservar, será que encontramos la forma de reponer la capacidad de retención e infiltración en los suelos?. ¿Será que el maíz, la yuca, el massango o la massambala, resistirán la próxima vez, para poderse convertir en alimento? Experiencias en Centroamérica2 muestran que es posible entender el ciclo del agua y prepararse para enfrentar la variabilidad y el cambio del clima, aumentando la resiliencia de algunas actividades y regiones.

Las duras lecciones de la sequía en Africa deberían alimentar la experiencia en América Latina. Para mirarnos en ese espejo, para reconocer las similitudes y las ventajas, para compartir y aprender juntos
Cunene, en Angola. Zona permanentemente afectada por la sequía

El desafío es mayor. Hoy, después de décadas de promoción e inversión, el conocimiento básico del problema, aún a nivel de las causas físicas (amenazas) está lejos de alcanzar un nivel adecuado. Al margen del tamaño o el producto interno bruto de los países en desarrollo, el conocimiento del riesgo no parece alcanzar para mejorar sustancial y duraderamente la percepción y reconocimiento del problema.

Entonces, me planteo algunas preguntas:

¿Cuales son los procesos o mecanismos reales que permitirán comprender la dinámica natural del agua, en espacios y territorios donde la información tradicional no es sistematizada y la información científica prácticamente no existe? En unas regiones la escasez de datos es apremiante y no se encuentra siquiera a escalas generales, qué decir de la información de sitio, necesaria para la planificación y acción entre actores locales. Aquí se encuentra, todavía hoy, uno de los grandes desafíos para la gestión del riesgo.

Por otra parte, ¿que tanto conocemos los procesos de la gobernanza? ¿Cuando comprenderemos que no basta con decir que los políticos no entienden, o que no hay “voluntad política” para cambiar, o que simplemente no se puede? Es imprescindible comprender como funciona la política, más allá de los discursos populares, que se convierten en “tendencias” en la red social, pero que no contribuyen en nada a resolver las necesidades de unas poblaciones cada vez más frágiles y menos resilientes. La acción requiere una inteligencia fundamental, la del diálogo y el entendimiento, la de la valoración mesurada de las opciones. 

Si no entendemos las presiones diarias del alcalde, sus opciones y limitaciones,  si no sabemos como se identifican y financian los proyectos de inversión pública, si no tenemos claras las competencias institucionales, los períodos y la misma burocracia que los podría hacer viables, si venimos con soluciones técnicamente impecables, pero administrativamente inviables, estaremos contribuyendo con el problema y no con su solución. 

No basta con perseguir el agua.


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Turin, Italia. Junio 2015

Luis Rolando Durán Vargas
América Latuanis


1. Esta historia me la contó una colega moçambicana. En Beira y otras regiones de Mozambique se han instalado exitosos sistemas de alerta temprana.

2. El Foro del Clima y el Foro de las Aplicaciones, son excelentes contribuciones al conocimiento del problema en Centroamérica y en muchas ocaciones han logrado alimentar verdaderos procesos preventivos de toma de decisiones. http://recursoshidricos.org