martes, 20 de diciembre de 2011

O mapa de cor de rosa - el mapa color de rosa



El otro día conversaba con mi amigo geógrafo Luis Meza sobre Mozambique, su localización y su geografía tan particular. Uno de los aspectos más curiosos es que la ciudad capital, Maputo (que se llamaba Lourenço Marques en tiempo colonial) no queda al centro del país, ni en algún punto relativamente equidistante, sino totalmente al sur. En un país tan grande ese detalle parece curioso puesto que representa una gran complicación logística, económica y política.

¿A qué se debe esta situación? Debo confesar que siempre pensé que se trataba de un simple "desaguisado", o de una casualidad territorial. Sin embargo, en estos días de exploración por la ciudad, me he encontrado con varias explicaciones interesantes, en medio de esta "pesquisa" me encontré con un término que me fascinó:

- El mapa color de rosa – (o mapa de cor de rosa)

África fue - y quizás sigue siendo - durante muchos años un territorio de disputa entre potencias coloniales europeas. Siendo un continente tan grande y con tantos recursos, todos llegaron oportunamente, con la intensión de sacar de ahí hasta el último mineral, y por supuesto, de asegurar el dominio de los territorios, para seguirlo haciendo infinitamente, si hubiesen podido.

Portugal, un antiguo aliado del imperio británico, tenía muy bien asentado su control sobre Angola y Mozambique, dos grandes territorios al sur del Sahara, uno en la costa pacífica, otro en la costa índica. Territorios con grandes recursos disponibles, en cuanto a diamantes, oro, plata y marfil (hoy además con petróleo y agua). Una explicación que escuché en estos días me gustó más que las otras, igual o menos incierta: los ingleses buscaban ampliar su presencia marítima en la costa índica, para lo cual iban a extender los territorios que tenían en Suazilandia, al puro sur del continente.  Viendo este peligroso avance, los portugueses, en una jugada de ajedrez territorial, colocaron un pequeño asentamiento al sur de las Indias Portuguesas (hoy Mozambique), prácticamente en la frontera con este país, y sobre todo en la frontera de la expansión británica. De esta manera esas intenciones quedaron inmediatamente bloqueadas. La ciudad creció y después se trasladó ahí la capital.
No contentos con esto, a fines del siglo XIX Portugal planeó el establecimiento de un corredor, o mejor dicho de una inmensa franja territorial, que uniría ambas costas del continente africano. Ese corredor se llamaba el Mapa Color de Rosa.


Inglaterra, por su parte, con la misma prepotencia imperial que autorizaba a decidir sobre territorios que no eran de ellos, planteaba la creación de otro corredor, el eje Cairo/Cabo: otra inmensa franja que iría de Egipto hasta África del Sur. Los planes portugueses daban al traste con la idea británica. Bien, el imperio inglés dio un ultimátum que obligó a la Corona Portuguesa a ceder con sus pretensiones y olvidarse de una vez por todas del control de un eje interoceánico.



El mapa color de rosa quedó para la historia, y el pueblo portugués adversó tanto esta decisión, que poco tiempo después haría caer la monarquía portuguesa e inauguraría una república tempranera en el contexto mundial.
La geopolítica decidió la localización de esta ciudad y las presiones del mercado, las negociaciones de corredores comerciales y el control violento y autoritario sobre territorios ajenos acabó configurando una distribución espacial del sur de África, que nada tenía que ver con los africanos.
¿Algún parecido con el proyecto de un canal en Nicaragua en el siglo XIX? Con el establecimiento, hoy, de corredores comerciales y estratégicos que atraviesan Centro y Suramérica, llevando electricidad, productos, servicios?
Pensar en estas disputas en el contexto de hoy llevan a pensar que después de todo la humanidad siempre tiende a dar vueltas para morderse la cola, o como decía Mark Twain, la historia no se repite, pero rima consigo misma!




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Luis Rolando Durán
América Latuanis

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