Fecha: Diciembre de 1999 (1 mes antes del terremoto de Haití)
Ruta: Puerto Príncipe – Les Cayes - Port à Piment - Port Salud -Camp Perrin - Coteaux...
Una sucesión de ciudades y pueblos, de gente que vive en la aglomerada costa del sur haitiano. Esta zona del país sobrevive estacionada al pie de la montaña, en los cortos espacios de planicie cultivable que día a día pierde espacio por el movimiento paquidérmico y milenario del aluvión y por la degradación de las la laderas y las tierras que se mueve a un ritmo más acelerado aún, empujado por la miseria extrema de la gran mayoría y por la ambición incontrolada de algunos, pocos y poderosos.
Ruta: Puerto Príncipe – Les Cayes - Port à Piment - Port Salud -Camp Perrin - Coteaux...
Una sucesión de ciudades y pueblos, de gente que vive en la aglomerada costa del sur haitiano. Esta zona del país sobrevive estacionada al pie de la montaña, en los cortos espacios de planicie cultivable que día a día pierde espacio por el movimiento paquidérmico y milenario del aluvión y por la degradación de las la laderas y las tierras que se mueve a un ritmo más acelerado aún, empujado por la miseria extrema de la gran mayoría y por la ambición incontrolada de algunos, pocos y poderosos.
Después
de los años trágicos del conflicto, de la caída en el pozo de la violencia y la
desazón, la gente en esta zona parece tener su esperanza restituida. Muchas
cosas se están moviendo, y esta población demuestra que en medio del caos y el
agotamiento, también hay opciones.
Luego
de varios intentos de encauzar programas de desarrollo e iniciativas que puedan
tener alguna sostenibilidad, se ha generado una especie de competencia entre
los cooperantes, las agencias, las instituciones nacionales, los futurólogos y
los astrólogos; sin embargo, no parece que los oídos estén listos para escuchar
lo que allá, en la base de las cosas, la gente tiene que decir, proponer o
exigir. Los debates continúan centrados en la gran política pública, para cuya
implementación no hay un aparato institucional suficientemente sano, y las
acciones en el campo se realizan bajo la presión por desembolsar los millones
que esperan impacientes para ser gastados.
Este
corto viaje por el sur haitiano ha sido toda una enseñanza en ese sentido.
Este corto viaje por el sur ha sido toda una enseñanza en ese sentido.
Por un
lado, la gente dice: “El problema de la deforestación no es forestal, no es que
no sepamos que hay que replantar” “El problema de la relocalización no es que
no sepamos adonde ir, o que hay que salir” “El problema es socioeconómico ...
si la gente no tiene mejores medios de sobrevivencia, volverá a cortar los árboles
para hacer carbón”. Por otro lado en algunas agencias te dicen: “el problema es
simple, hay que estabilizar el suelo, plantar árboles y usar opciones
energéticas” “Allá, en mi país, ya
funcionó”. Increíble. Después de tantos años, seguir escuchando tanta ciencia
inoportuna y mal ubicada. ¡Como si el problema en este país fuera técnico!
Hay un
proyecto en Port a Piment, adonde grupos de base se han organizado para
realizar obras de protección en el río, desarrollar capacidades técnicas en la
población, pagar por el trabajo comunal y dar opciones de corto plazo. Naciones
Unidas (PNUD) da un apoyo fundamental para que grupos locales puedan
implementar directamente las acciones, sin intermediarios. Favoreciendo el
aprendizaje, la capacidad local de gestionar sus propios proyectos, por
pequeños que puedan ser. Muy bien, sin duda, un gran punto a favor esta vez.
Hay propuestas, organización de base, debate, y mucho, pero mucho trabajo. Y
tanta gente que dice que aquí no se puede hacer nada, porque no hay comunidad,
porque la gente no se quiere organizar. Sin duda que la sostenibilidad siempre
será una pregunta, pero a veces pienso si no seremos demasiado majaderos con
esa historia. ¿Sostenibilidad de qué, o en comparación con que?
En este
Haití de 2009 el presente es el tiempo de mayor importancia. Al carajo con el
cuento de la transición, del pequeño tiempo, efímero, que conecta ayer con lo
que viene. Aquí el presente es una larga sucesión de lucha, de espera, de
paciencia, que no se acaba nunca. Hoy comí, hoy mis hijos están bien, hoy
vendí, hoy encontré. Mañana, quien sabe, queda demasiado lejos, ese es un tema
para los curas y los cooperantes. Ese hoy no deja espacio para políticos y
politiqueros, sabihondos bien-intencionados, o auditores del deber-ser.
En Port
a Piment pude ver a hombres y mujeres trabajando, bajo un sol de justicia, en
la construcción de un muro para proteger sus familias, sus tierras, sus
pertenencias. Enfrentando su realidad de forma colectiva, organizada, a su
modo. Los hombres apilan y engarzan las piedras en gaviones, las mujeres,
cantando en fila india, acarrean el material. Al finalizar la tarde se juntan y
dan gracias con sus cánticos vaudou, se miran, se apoyan y sonríen. Siempre
sonríen.
A veces
pienso que se ríen de nosotros, de nuestras preocupación pretenciosa, de
nuestra sensibilidad escasa, de nuestra angustia malinformada e ingenua. Hay
tanto que aprender aquí....
_________________
América Latuanis
Luis Rolando Durán Vargas
Otras páginas en este blog, sobre Haití:
Fotos mías y de Jean Renand
No hay comentarios:
Publicar un comentario