Fecha: Temporada de huracanes 2008
Ruta: Varias zonas de la geografía haitiana
Hoy es el huracán Hanna, antes el Gustav... y ya viene llegando el Ike. ¿Cuál sigue?
Es como una historia de nunca acabar. Según UNICEF, trescientos mil niños
han sido afectados por estos tres ciclones. No importa si es huracán, tormenta
tropical o ciclón de cualquier categoría[i]. Las personas más vulnerables por su edad, por su estado de salud, y en general,
por la historia que los colocó en un sitio expuesto e inseguro, son siempre las
que encajan lo más fuerte de los desastres.
La ciudad de Gonaïves, al igual que en el año 2004, y otras tantas veces ya olvidadas,
ha vuelto a quedar bajo el agua. Miles de
personas han sido afectadas, y el gobierno ya cuenta cerca de setecientos
muertos en todo el país. ¡Y la temporada de huracanes aún no acaba!
La ciudad de Gonaïves, hoy bajo el agua de
nuevo, es una expresión del hacinamiento provocado por la división económica y
social del territorio. La profunda desigualdad condena a quienes llevan cientos
de años al borde del río y al otro lado del límite de la pobreza y la
exclusión, a seguir habitando en la vulnerabilidad extrema. Ellos son quienes
ven cómo su vida se deteriora y sus poquísimas esperanzas las arrastra la
corriente.
Haití y Gonaïves deben ser un llamado de atención, para su gobierno
y para la
comunidad internacional, que no han sido capaces de promover un cambio
significativo, y - ojalá - para los otros países que se creen tan lejos de la realidad
haitiana, pero que, si miran con detenimiento, en mucho se asemejan.
Todos los años hay huracanes. Todos los años se caen los puentes. Todos los
años miles de niños, ancianos y personas con discapacidad quedan a la
intemperie. Ya murieron quince mil ancianos en Francia por una ola de calor. Ya
murieron decenas de miles en Centroamérica por un huracán que pasó hace diez
años. Seguirán muriendo, seguirán sufriendo.
Mientras los cambios sean cosméticos, mientras los políticos solo recuerden
la inundación cuando la lluvia evidencia su desatención o cuando encuentran
rentabilidad política en las acciones de respuesta y manejo de crisis, mientras
la prevención se quede en los salones de reuniones de “los entendidos” y no
salga de ahí, poco cambiará.
No se trata de contar mejor los muertos, ni de estudiar con detenimiento
los vaivenes indolentes del agua caliente en el Pacífico o la furia tectónica
en el vientre de la Tierra. Se trata de comprender los porqués y actuar sobre
ellos. Se trata de recordar que es cierto que el planeta se calienta y que la
capa de ozono se reduce, pero también que la pobreza sigue creciendo y las
soluciones no alcanzan.
Ahí es donde reside la vulnerabilidad; en los países que presupuestan
erradicación de tugurios y al final de año no han usado los fondos porque hay otras
prioridades; en el dinero que era para los pobres que se gastó
en
campañas políticas; en los puentes y diques mal construidos que solo
sirvieron para la foto y el corte de la cinta; en un sistema que espera que la
abundancia chorree y que le llegue algún día a quienes sobrevivan.
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Luis Rolando Durán Vargas
América Latuanis
[i] La Escala de Vientos
de Huracán de Saffir-Simpson es una clasificación del 1 al 5 basada en la
velocidad de los vientos sostenidos de un huracán. Esta escala estima el
potencial de daños. Los huracanes que alcanzan la Categoría 3 o más alta son
considerados como huracanes intensos debido a su potencial de producir daños y
pérdidas significativas a las personas. http://www.nhc.noaa.gov/aboutsshws.php
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