domingo, 22 de mayo de 2016

Poniéndole acción a las palabras: resiliencia comunitaria en República Dominicana



Nosotras hemos aprendido el valor de construir mejor, para proteger la vida de las personas y de la comunidad. – dijo Segunda Lorenzo, maestra constructora
San Cristóbal, en la costa caribe de la República Dominicana. 
Marzo de 2016


El terremoto de Haití en el 2010, no solo tuvo el triste resultado de cientos de miles de vidas perdidas, sino que también trajo consigo una gran sacudida a la tranquilidad de políticos, instituciones y público en general. El mensaje era uno de esos que nadie quiere, porque era el recordatorio de cuán vulnerables somos, de cómo hemos descuidado la prevención y la relación con una naturaleza en movimiento permanente.

Entonces muchos corrieron. Se hicieron planes, leyes, proyectos, y en muchos casos las cosas se quedaron ahí, en el papel, que nada reniega.

Sin embargo no todo fue así.


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República Dominicana es la nación que comparte la isla de la Hispaniola con Haití y, además del hermoso y rico espacio geográfico, de arenas blancas y montañas azules, comparten también su exposición a los desastres.

Ambos países están en el sendero permanente de los ciclones y enfrentan una sismicidad que se mueve de vez en cuando pero que puede dañar mucho, como lo demostró el terremoto del 2010. Este terremoto despertó la atención en la población dominicana, así como los temores viejos, esos que se guardan en un rincón heredado de la memoria. Los sacó del baúl de los descartes y los puso en el frente de las preocupaciones por un tiempo

Voluntarias en la comunidad de El Rosario. Visita a un proyecto de l
a Cruz Roja Dominicana/ Española
Como parte de una misión de trabajo sobre proyectos de “resiliencia”, esa palabra casi impronunciable que llegó para quedarse en las políticas y programas internacionales de financiamiento, he estado viajando en algunas comunidades del centro sur del país. Comunidades costeras muy acostumbradas a una historia recurrente de lluvias y vientos fuertes,  ríos que se desbordan e inundan hasta los recuerdos.

En esta región, organizaciones locales, agencias internacionales y ONG, han implementado varios proyectos que buscan reforzar las capacidades comunitarias para reducir su vulnerabilidad, poniéndole acción a las palabras.

Es visible un gran entusiasmo comunitario, sobre todo en la fuerza del voluntariado, ese motor verdadero de la voluntad y las ganas de hacer que se nutre de la pertenencia y de la identidad y que seguramente ya se encontraba activo antes de que alguien llegara con un logo o una idea de proyecto. Precisamente, antes de la llegada de los proyectos de cooperación ya existía una energía esencial de cambio, de ese que no está basado en la coyuntura, sino en el saber y quere hacer. Muchos de estos  cambios pequeños suelen pasar desapercibidos porque no se les puede poner una cifra y ningún actor se los puede atribuir.


¡Cuanto podría mejorar la cooperación internacional si olvidara la presión de los gráficos y se perdonara a sí misma la ausencia de visibilidad! ¡Si se permitiera aplaudir los resultados comunes, del día a día, en lugar de seguir tratando de fraccionar el éxito y renunciar a los errores!

En estas comunidades de las provincias de Azua y San Cristobal, en la nostálgica Quisqueya, tuve el privilegio de atestiguar mucho de ese valor de lo cotidiano: mirar un líder comunitario de la Defensa Civil, con agua en los ojos, mientras cuenta como su comunidad entiende un poco mejor su entorno, como el tiempo y el esfuerzo “muelen despacio, pero muelen fino”. La voluntad era la misma, dice, pero el valor de lo aprendido orienta, da criterios, apropia y legitima. ¿Cuanto pesa una opinión emocionada? ¿Cómo permea la aséptica objetividad de los indicadores?
Curso sobre sismorresistencia PNUD-UASD 
Profesionales de la ingeniería y la arquitectura de la provincia se capacitan los fines de semana. El objetivo es mejorar el ejercicio de su profesión con elementos de sismo-resistencia o resiliencia estructural. Un acervo necesario, que puede modificar la forma de cómo se construye en su zona y en el país en general.  Los países que han logrado llevar este tipo de práctica a la realidad – como Chile y Costa Rica - han visto sus frutos positivos en el impacto de los terremotos.

El profesor del curso no puede ocultar la alegría de compartir solidariamente su especialidad. Según nos dice, le gusta compartir con profesionales, ver como cambia su forma de hacer, de calcular, de blindar y robustecer. Una ingeniera también nos manifiesta como hoy tiene mejores criterios para supervisar obras, para contribuir con una comunidad más segura.
Grupo de maestros y maestras constructoras, punta de lanza de una transformación necesaria y posible.
Proyecto OXFAM-PLAN Internacional

En un rincón caluroso hasta la redundancia, encontramos un grupo de maestros constructores (maestros de obra). Han seguido un curso para mejorar sus artes. Nos hablan con precisión y orgullo. Especialistas de la matemática práctica, artistas de la geometría. Son quienes construyen la estructura fundamental de su comunidad: viviendas, hogares, núcleos donde se forma la familia, donde se aprende a vivir, donde más se sufre la vulnerabilidad que trae su circunstancia económica y social. Con humildad y entereza expresan su conocimiento, la mezcla de un acervo que les llegó por medio de su historia y de su instrucción, nutrido ahora por una ciencia que al fin se preocupó por ellos. Nos hablan del 3 x 5 o del 1 a 4. De la técnica para crear el concreto, del material engañoso que no aglutina, entre otras técnicas y opciones disponibles desde antes, pero ahora mejoradas.

- Ya no le pongo cascajo, porque el concreto sufre - Nos dijo  Jhonny William Martinez Feliz, convencido y emocionado, como se estuviera hablando de un pariente querido.

Dos jóvenes haitianos se levantan y expresan en su español dominicano, matizado por los giros remanentes del creole y del francés, como la formación les ha cambiado su forma de ejercer el arte que les enseñaron por tradición, allá, en el "Ayiti" tan cercano. Antes solo mezclaban, ahora saben de proporciones que protegen la vida de las personas para quienes trabajan, la obra que con dedicación y orgullo han levantado.

Segunda Lorenzo también se levanta y nos habla del aporte comunitario. Con la fuerza de ser mujer en un “negocio de hombres”. Todo el mundo se emociona y aplaude, comparten su visión, su interés, su compromiso.

Así son… agentes del cambio, quienes le ponen acción a las palabras.



Curso sobre protección humanitaria. Andrea Verdeja, de Oxfam



Carlos Arenas de Oxfam y Zaira Pujols, de Plan Internacional. Articulando redes



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Luis Rolando Durán Vargas
América Latuanis