martes, 15 de septiembre de 2009

Anotaciones al paso: entre Guatemala y Atlanta





AtlantaRecién llegando en una avión que huele a Pollo Campero. Siento la salsa de barbacoa pegada en mi camisa.

Siempre encuentro un atractivo en esta ciudad, que me llena de sentimientos encontrados y preguntas. Quizás por esa huella imborrable que paradójicamente deja “Lo que el viento se llevó” y su escena de Atlanta en llamas; o en general porque aquí es fácil sentir directamente las reminiscencias de la esclavitud original, y todas las contradicciones que han forjado ese país. En el aeropuerto se percibe con facilidad dos mundos que yacen juntos, pero no revueltos. Los negros que llevan, traen, cargan y afanan, y los blancos que sellan y deciden. En medio una mezcla variopinta, muy poco creíble, algunos negros sellan y deciden, pero ningún blanco se ve llevando, trayendo, cargando y afanando. 

Una chica empuja la silla de ruedas de una señora que viene de Guatemala. La trata mal. ¿Como quiere que la lleve si no levanta los pies? Es su saludo. Son muchas sillas que empujar, y las tienen que llevar de dos en dos, como quien lleva la carga de un supermercado. Para eso no alcanza el presupuesto.

El trato de segunda mano. Negros contra latinos. Huele a una pelea en las puertas de un anfiteatro cuya función ninguna de las partes alcanzará a ver. Otra vez primeras impresiones? No lo sé.


Johannesburg. De nuevo aquí, luego de muchas horas de avión y de aeropuerto. Estoy varando, esperando una visa que no parece querer llegar. Decido aprovechar el tiempo para mirar y escuchar.

1.Un joven que me ayuda en la llegada. Un taxista de Joburg me lleva a Pretoria. La copa de fútbol, la infraestructura. Un aeropuerto que no pareciera parar de crecer. 

Ahhh, Costa Rica. Bonito juego contra Alemania. Vendrán otra vez al mundial? Ay mi amigo, ojalá lo supiera! Que buena oportunidad para África verdad? Sí, muy buena, eso me parece. Aunque, sabe, no estamos muy seguros de quien saldrá realmente beneficiado de todo esto. No es fácil creer. Los europeos llegan con todo arreglado, los esperan, los llevan, todo etiquetado y listo, organizado y hecho por ellos mismos.  Nosotros, los taxistas, tanta gente que está a  la espera, no sabemos que pasará con el mundial. A lo mejor ni nos buscan, y la cosa se quedará igual. Mucha gente opina así en Sudáfrica. El hermoso espejismo que traerá el mundial. Nosotros pondremos la infraestructura y ellos se llevarán la ganancia. Mmmm.

Pero … usted cree que calificará Argentina. Messi, no podemos perdernos a Messi.

2.Un consultor argentino, atrapado como yo en un salón de espera. 6 a.m.

Ché, vos nos prohibiste hablar con ella, te molesta si la shamo y la felicito.
Las cosas pasan por algo, entendamos eso hijo. Sho? sho le voy a escribir a Villa, la cagada fue mía, boludo!

Eh? Sí, fue una cagada lo de Southafrican. El hotel acá es una mierda. Me tuve que ir a bañar a una ducha general, porque no había agua caliente. En el otro me desalojaron, como no llegué el primer día dicen que perdí la reserva. Y…  bueno, chao.

(llega su compañero africano, supongo que están en misión) (habla según el en portugués, pero en realidad es porteño puro con entonación brasileira):

Quiere un cafesiño? Ahí está ese chico, que nos traiga café y algo de comer.

Una cagada ese hotel donde nos metieron. Sabés no meu Latinoamerica nao es así. Si vocé tiene una reserva y no llega se la guardan. 

No meu pais las cosas son muy distintas. Muito. Vocé sabe. Es más, al tipo de la agencia lo cagaríamos a patadas, por no prever.  África nao es así y es una cagada. Esto, en América Latina … imposible. Así no van a progresar. Obrigado. Mierda, está caliente este cafesiño.

El compañero africano sigue callado, solo lo mira, desde muy lejos.

(lo de argentino es solo una casualidad. Esa escenita la he visto mil veces.  El boludo, sabiondo inoportuno, que cree que nos viene a salvar el país. Esos no tienen nacionalidad).

3.Un comerciante angolano, que vive en Joburg. Me viene a salvar la tanda.

Esta es la oportunidad de África. África está joven y quiere crecer. Eso me dice. Estamos circulando en su volvo la carretera entre Pretoria y Joburg. Mientras trato de escucharlo pienso en cuanto me cuesta circular “por el otro lado” de la vía.

Angola ya no es como antes. Muchos negocios, mucha infraestructura. No vas a reconocer Luanda. Claro, mucha construcción y ningún drenaje. Cuando llueve, los carros nadan. Mucha oportunidad para vos y tus negocios, aquí todo está por hacer y hay que llegar rápido. Ven, ponés acá tu oficina, te la inscribimos pronto, de aquí, para Angola, Namibia, Bostwana... (Suena bien. Sin duda suena bien)

En Angola no hemos aprendido, dice. No es como en Sudáfrica. El otro día un barco cargado de crudo estuvo 3 semanas frente al puerto en Luanda. Nunca hicieron los papeles, el barco se devolvió a Indonesia. La gente cree que poniendo trabas y burocracia se hace más importante. Pero no planean. 

Llevaron la franquicia de Nando’s (una especie de Pollo Campero Sudafricano – NdelT). ¡¡¡En Angola no hay pollo, ni papas!!!! Sabe cuanto cuesta llevar el pollo desde acá?

Conoces Benguela? (Le digo que sí). Sabes cuanto costó el puente sobre el río Catumbela. Un pequeño puente. 15 mil millones. Tenemos la desdicha de ser un país con plata, y parece que nada costara. Pero, y la gente? Adonde se queda la gente? No hemos aprendido nada. Una nueva generación, es lo que falta.

Le escucho, mientras seguimos circulando en peregrinación. Mi hotel ya está muy cerca.  No puedo dejar de mirarnos, de mirar América Latina.


4.Breve encuentro con un europeo intentando inmigrar ilegalmente en Angola.

Pues sí, un espalda mojada. Un sudaca. Un blackhead – como nos dicen en los países nórdicos.  Parece una ucronía y el mundo se puso al revés.

Estoy en O.R. Tambo, el flamante aeropuerto de Johannesburg. Más grande y moderno que cualquiera en las Américas. Incluso en Europa. Lo que pueden la FIFA y el Mundial. Pero ese es otro cuento y ya lo contó Eduardo Galeano tan bien…!

Al fin mi situación mejora y parece que saldré para Luanda. Voy contento y silbando. Veo un tipo con cara de desesperación, gesticulando frente a una oficial de seguridad sudafricana. Él, blanco, grita exasperado en portugués; ella, negra, grita exasperada en inglés. Curiosamente, aunque se gritan al unísono y no se entienden, ella está respondiendo las preguntas de él y él está dando la información que ella le pide. Solo que no se han dado cuenta. El tipo se va, con cara de angustia. Me acerco y le ofrezco mi ayuda a la señorita. Lo llamamos y comienzo a traducir. 

-Hasta que no me diga cual es la compañía, no podré ayudarle.
-O senhor sabe com quem vai voar agora?
-No lo sé, ese es mi problema (en português por supuesto!)
-Bueno, viene de Portugal con TAP y ahora va con SW para Wendhoek (Namibia). 
-Ah... si – dice la chica – OK, SW es Air Botswana.
-Listo, vamos a Air Botswana. Le acompañamos.
-(como la experiencia enseña, pregunto más adelante a un oficial de seguridad)
-SW? Claro, eso es Air Namibia. Y el señor va para Namibia. Suena lógico.
-Bien, aquí lo dejamos, supongo que entiende bien lo que tiene que hacer ahora.
-Mire, no, lo siento. No entiendo muy bien los aeropuertos. Casi nunca he viajado. 
-Y usted es de Lisboa?
-De Sintra, sí. Muy cerca de Lisboa.
-Si, muy bonita esa ciudad. Y va de vacaciones a Namibia?
-Pues no – me dice con un aire de mucha preocupación.
-Ah – o senhor vai para Angola, né – dice mi amigo Augusto el silencioso.
-Vou, si senhor .

Augusto se lo lleva aparte y conversan un rato. Yo los miro intrigado, pero algo en mis entrañas me dice que es muchísimo mejor no asomarme en esa conversación. Se va a hacer su fila y se despide agradecido.

-Es un portugués que va de inmigrante ilegal para Angola. Son muchos, cada mes llegan más. Las cosas en Europa están mal, y vienen a hacer negocios en Angola. Pero el Gobierno no les da visa.
-La ex-colonia no le da visa a sus ex-colonizadores? Que vueltas que da la vida. Bueno, llegan a Namibia, y luego como entran en Angola?
-Muito facil senhor Rolando. Muito facil. Quer saber?
-No Augusto. No en el aeropuerto de Sudáfrica, a punto de que me den mi visa. 

-Muito facil. Si senhor. Me dice con una sonrisa que no intento descifrar.



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Luis Rolando Durán
América Latuanis