jueves, 27 de abril de 2017

Por los caminos del hambre - Africa oriental

El maíz es la mayor fuente de alimentación en Malawi
He estado trabajando en estos días en diferentes países africanos, entre ellos Etiopía, Uganda, Mozambique y Malawi. El tema en discusión ha sido los procesos de recuperación y reconstrucción después del impacto de grandes desastres. En estos países no hay grandes impactos ligados a la geología como terremotos o erupciones volcánicas, así que la sequía prolongada y las inundaciones son los fenómenos que marcan más el perfil de riesgo y desastre.

En general el diálogo se centra en las experiencias de los países y la forma en que la recuperación post-desastre es asumida en los marcos de política pública y de organización del gobierno. Un tema que aún en regiones como América Latina, que tienen grandes avances en la materia, Se encuentra en un estado inestable donde es más lo que sea escrito que se ha logrado hacer.

Al entrar en las razones por las que estas políticas públicas todavía no se consolidan, una de las razones que son expuestas por las autoridades de estos gobiernos africanos es que la prioridad del riesgo cotidiano se encuentra en otros fenómenos que inciden más sensiblemente al corto plazo y al largo plazo, en particular el desplazamiento interno de personas, o flujos migratorios de todo tipo, y la inseguridad alimentaria en general.
Un país como Uganda se mantienen en crisis permanente por grandes flujos de personas que vienen de países en conflicto, principalmente Sudán del Sur, Pero también por migraciones internas debido a causas estructurales. Mozambique y Malawi, también reciben este tipo de migraciones.

A primera vista la crudeza de la crisis en Sudán del Sur pareciera ser una explicación suficientemente contundente sobre las razones de todas estas personas para salir de sus comunidades, prácticamente con nada y dejando lo poco que se tiene. Sin embargo, la realidad parece ser otra.

La inseguridad alimentaria, el hambre vivida o el temor a ella, resulta ser uno de los principales motores de semejantes movimientos humanos. Un ejemplo: según el programa mundial de alimentos (PMA-WFP) 6,7 millones de personas en Malawi se encuentran expuestas a la inseguridad alimentaria este año. Según funcionario de la FAO, el PMA y otras entidades nacionales una gran medida de las personas desplazadas internas y de los grandes lujos que vienen del norte, principalmente de Sudán y Sudán del Sur, en realidad vienen huyendo del hambre y no tanto de conflicto.

Las cifras de la vulnerabilidad alimentaria en África y otras partes del mundo son espantosamente elevadas. En este siglo de cosas por desechar y de consumismo al alcance de la mano aún los grandes recursos los siguen teniendo los mismos.

Sin negar los dramáticos efectos del cambio climático sobre toda los países más pobres, es impresionante observar que las causas principales que exponen a millones de personas en un país como Malawi al hambre se encuentran más en los vaivenes del mercado, en los precios que los productores locales pueden tener frente al maíz importado de contrabando, o abiertamente, desde Zambia.

Las respuestas a los grandísimos impactos de desastres que hemos visto este año, como en el Perú por las inundaciones ligadas al Niño costero, o estos fenómenos del desplazamiento y la escasez en países africanos, están más relacionadas con el mercado irregular de tierras, con la dependencia de monocultivos, la especulación y el agiotismo, que con los fenómenos naturales, cuya capacidad de impacto se ve multiplicada por las acciones humanas.
Mujeres siempre cargando con impotencia la iniquidad del mundo



Hoy, con tanto avance que ha tenido la humanidad, parece que los problemas esenciales siguen siendo los mismos: guerra, hambre, epidemias y ambición.

En definitiva, tanto el cambio climático como el hambre en el mundo, más que fenómenos interdependientes, causa uno o efecto la otra, ambos son el resultado de la misma locura: la concentración del poder y los recursos en unos pocos, en los mismos, que hoy al igual que ayer sólo piensan en sacar el mayor partido.

Queda el gran reto de seguir enfrentando la gigantesca dimensión de esos desafíos, con la solidaridad, la opción que cimenta la esperanza.


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Luis Rolando Durán Vargas
América Latuanis